Según datos, aproximadamente 60% de la población mundial vive en cascos urbanos y estos números van creciendo cada año. Esto explica por qué la alternativa de la agricultura urbana se vuelve más y más popular.
Se trata de la práctica de la horticultura, ganadería y pesca a pequeña escala dentro o en los alrededores de las ciudades. La práctica se puede llevar a cabo utilizando tierras privadas, públicas y/o residenciales, para lo cual se aprovechan balcones, paredes o techos de edificios, calles o antiguos lechos de ríos.
Se producen granos, raíces, hortalizas, hongos, frutas, animales, así como aves, conejos, cabras, ovejas, vacas, cerdos, pescado, e incluso productos no alimentarios como plantas aromáticas, medicinales y ornamentales.
Dentro de los productos más populares en la agricultura urbana son las hortalizas porque tienen un ciclo de producción corto y la mayoría se recolectan apenas 60 días después de sembradas. En algunos casos, estos huertos pueden ser hasta más productivos que fincas rurales ya que sus pequeños tamaños permiten mantener un mayor control de la producción.
Por tal razón, la agricultura urbana puede contribuir significativamente a la seguridad alimentaria de las familias. Esto especialmente en tiempos de crisis, al asegurar e incrementar la cantidad de alimentos disponibles y proveer frutas y verduras frescas a los habitantes de las ciudades—sobre todo a la población de ingresos menores.
Los productos cosechados en los huertos urbanos pueden ser consumidos por los productores o ser vendidos porque requieren menos transporte, envasado y conservación. De esta manera, pueden abastecer a los mercados cercanos con productos más frescos a precios accesibles.
Por el lado de los productores, la agricultura urbana puede dar empleo e ingresos a mujeres y otros grupos menos favorecidos en cuanto al cultivo, suministro de insumos y comercialización.
Entre los retos para desarrollar niveles de producción sostenibles están la aplicación de nuevas tecnologías (principalmente las relacionadas con la agricultura orgánica e hidroponía) y la reorganización de la producción y comercialización.
Sin embargo, en muchos países, este tipo de agricultura no tiene injerencia en las políticas agrícolas y la planificación urbana. Por esta razón los productores operan a menudo sin permisos, pues no reciben asistencia o supervisión gubernamental.
Beneficios de un huerto en casa
- Mayor calidad de los productos
- Asegurar la soberanía alimentaria
- Evitar el uso de agroquímicos tóxicos
- Aportar a la economía local y familiar
- Aprovechar el agua pluvial y la luz solar
- Conectar al ser humano con la naturaleza
– referencia: www.un.org